Los algoritmos digitales juegan un papel muy importante en el día a día de los profesionales del marketing. De hecho, muchas de las tareas que fundamentan la industria se asumen ya por los algoritmos en marketing. Los cuales, al mismo tiempo, sirven de guía para la toma de decisiones estratégicas. Sin embargo, muchas personas todavía no saben qué es o cómo funciona un algoritmo; ni qué hacen y cómo se aplican a las prácticas de marketing modernas. Pero empecemos por el principio y veamos una definición de algoritmo..
Si le preguntas a Google qué es un algoritmo, descubrirás que el propio algoritmo del buscador Google lo define como un "conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución a un tipo de problemas". Lo que, en términos más sencillos, engloba:
Así, por ejemplo, podríamos decir que una receta de comida es un algoritmo para convertir ingredientes crudos en un delicioso plato:
En la actualidad, la transformación digital ha logrado que los algoritmos en publicidad y marketing se encuentren en todas partes.
Los motores de búsqueda toman miles de millones de posibles coincidencias de sitios web y deciden en milisegundos cuáles de esos sitios aparecerán en los primeros puestos de su lista de respuestas. El algoritmo de Google es el paradigma de todos ellos.
Los algoritmos de redes sociales dictan qué publicaciones se muestran en el feed de los usuarios. Famoso es el algoritmo de Facebook, que dejó de mostrar publicaciones no de pago. Pero no menos conocido es el cambiante algoritmo de Instagram. Por su parte, los algoritmos de transmisión de vídeo en Twitch o Youtube sugieren vídeos basados en nuestro historial de visitas.
En cuanto a los algoritmos de marketing digital, han entrado en escena tanto en lo que se refiere a las compras de anuncios como a la toma de decisiones estratégicas. Con los datos adecuados, los algoritmos pueden automatizar decisiones para reducir el gasto inútil y obtener el máximo rendimiento de cada acción de marketing.
En definitiva, un algoritmo es un método para resolver problemas tanto grandes como pequeños. Aunque los ordenadores ejecutan algoritmos constantemente, los humanos también pueden resolver problemas mediante algoritmos. David J. Malan explica cómo los algoritmos pueden ser utilizados en situaciones simples y también complejas en este vídeo.
Una de las características fundamentales de los algoritmos está relacionada con la automatización. Partiendo de esa base, podemos describir el funcionamiento de los algoritmos de marketing digital a partir de los beneficios que su uso aporta a los profesionales.
Cuando están bien construidos, los algoritmos pueden transformar una decisión a priori compleja en un conjunto de acciones sugeridas. Un ejemplo sería un juego de ajedrez que utiliza la inteligencia artificial y puede sugerir la mejor jugada para una situación determinada.
Muchos algoritmos de marketing hacen precisamente esto: toman un conjunto complejo de datos y los utilizan para encontrar patrones o sopesar evidencias de manera objetiva. Al final del proceso, el algoritmo digital sugiere una acción. Por ejemplo, el algoritmo de una herramienta de email marketing puede sugerir la mejor hora para enviar una campaña por correo a partir del comportamiento de los usuarios, analizando el momento en que los destinatarios suelen abrir los e-mails.
Un modelo de algoritmo de marketing similar es aquel que analiza el comportamiento de la audiencia de una determinada red social o canal y sugiere el mejor momento y lugar para mostrar un anuncio al grupo de personas más adecuado.
Las tácticas modernas de marketing persiguen el objetivo de ofrecer campañas personalizadas dirigidas a un individuo específico. Ya no se limitan a los grupos demográficos. Los algoritmos digitales pueden ayudar mediante técnicas de segmentación. Y hablamos de que la persona no necesitaría registrarse siquiera en un sitio web. Es el caso paradigmático de los logaritmos de portales de citas. Basta que el algoritmo digital tenga acceso a un gráfico de identidad para emparejar a las personas partiendo de sus atributos.
Un algoritmo de marketing también puede utilizar datos y atributos de comportamiento para determinar la personalidad del individuo objetivo. De este modo, puede decidir sobre la creatividad que le mostrará o el producto a sugerir.
La conexión entre la compra de un cliente y una acción anterior, como hacer clic en un anuncio o visitar el sitio web de una empresa, puede ser compleja y ambigua. Los algoritmos intentan descifrar el recorrido del consumidor a partir de las acciones que realizó en campañas previas.
Estas acciones revelan la tendencia de su engagement, que el algoritmo transforma en datos legibles acerca del momento clave en que el cliente tomó la decisión de hacer la compra. Esto es lo que se llama modelos de atribución.
Los modelos de atribución no solo identifican los canales, medios y puntos calientes de una venta, sino también los fríos. Sin ellos, los marketers podrían asumir incorrectamente que un canal o una campaña no fue efectiva cuando en realidad funcionó bien. Por otro lado, podrían dar demasiado crédito a un punto de contacto que tuvo poco o ningún efecto en la decisión final de compra. El hecho de que los algoritmos digitales trabajen con datos, los hace excepcionalmente fiables.
Desde la llegada de la publicidad digital, las máquinas se han dedicado a recoger una cantidad ingente de datos sobre los clientes y sus rutas digitales, así como sobre sus clics y likes en conjunto con otras métricas. Estos datos se han convertido en elementos clave para la venta.
Si bien estas métricas son importantes, es preciso remarcar que no todos los datos de un cliente son adecuados a la hora de diseñar una campaña o de dirigir una estrategia. Para que los algoritmos mejoren los resultados de la publicidad digital, deben contar con los datos adecuados, entre los que se encuentran los siguientes:
El hecho es que, en la actualidad, los algoritmos nos ofrecen una gran cantidad de información, pero solo podemos utilizarla de forma reactiva. Es decir: a partir del comportamiento pasado del usuario, “predecimos” su comportamiento futuro y tomamos decisiones empresariales estratégicas.
El futuro del algoritmo de marketing digital pasa por ser capaz de contestar a preguntas más complejas:
Cuando consigan hacer esto bien, los algoritmos digitales podrán identificar patrones que la inteligencia artificial usará para hacer pronósticos más precisos. Puede parecer complicado, pero no está tan lejos del presente como parece. El algoritmo de Google, por ejemplo, ya es capaz de identificar las intenciones de búsqueda de los usuarios. Ha comenzado el uso proactivo de los datos recogidos por los algoritmos digitales.
Esto tendrá un impacto tremendo en el ecosistema de los medios de comunicación y en los entornos de compra y venta de clientes. En primer lugar, la transparencia será la base de la compra y la venta de publicidad. Esto se debe a que las máquinas necesitarán una visión clara y sin ambigüedades del proceso y las acciones que lo componen.
En segundo lugar, los profesionales del marketing requerirán más servicios de datos e integraciones de mayor calidad. De este modo, podrán justificar sus inversiones en publicidad.
Por último, tendrán que crear y/o ampliar los equipos de análisis de datos para medir y sintetizar el rendimiento de las preguntas sobre el coste de adquisición y retención de clientes. Al hacer las preguntas correctas, las rutas de los clientes se convierten en predecibles, lo que permitirá a los profesionales del marketing centrarse en los objetivos de negocio y no solo en las métricas.
La Inteligencia Artificial y el Machine Learning encuentran una gran cantidad de aplicaciones en el sector del marketing. Estas van desde recomendaciones hasta análisis predictivo, pero no se quedan ahí.
La mayoría de los equipos de marketing persiguen objetivos aparentemente sencillos. Por ejemplo, identificar a sus mejores clientes o atraer a una audiencia mayor y similar a la suya. Otro objetivo podría ser facilitar la experiencia de compra y convertir a los clientes en miembros de su comunidad.
El desafío para estos profesionales es la gestión de las grandes cantidades de datos, que impide que sean personas las que lleven a cabo el análisis e interpretación de los mismos. La automatización que se lleva a cabo mediante la incorporación de IA facilita el aprendizaje y la realización de tareas rutinarias. Las personas nunca seremos capaces de cribar todos esos datos a la misma velocidad que las máquinas, y tampoco con la precisión con la que trabajan los algoritmos.
Los algoritmos digitales son capaces de encontrar patrones, sí, pero eso no elimina de la ecuación el factor humano. De hecho, el valor de los análisis realizados por un algoritmo de marketing depende de que las preguntas a las que conteste sean correctas. Por ejemplo, si tu empresa tiene problemas de abandono de carritos, es posible que desees emplear algoritmos para averiguar cómo reducir dicho abandono.
Los algoritmos de marketing digital juegan un papel muy importante en el presente de la publicidad digital y también lo harán en el futuro. A medida que la tecnología avanza, se integran de manera más orgánica y profunda en los procesos de marketing e interactúan más estrechamente con otros algoritmos para aumentar el nivel de automatización.
Los algoritmos de aprendizaje automático, por ejemplo, pueden hacer correcciones a los algoritmos de optimización analizando los datos antes y después de la ejecución de un cambio y automatizando decisiones más adecuadas en el futuro.
No obstante, el ingenio humano y nuestra capacidad para sacar conclusiones no deben ser reemplazados por máquinas a corto o medio plazo. Los algoritmos digitales aumentan la capacidad humana y nos permiten tomar mejores decisiones, más rápidamente para centrar nuestra energía creativa en aportar mayor valor. Por lo tanto, los equipos de marketing siempre necesitarán combinar el esfuerzo humano con la capacidad de los algoritmos digitales. ¿Quieres ser una de estas personas? Echa un vistazo a nuestro Máster en Marketing Digital.