El perfil del Product Owner es uno de los que más relevancia está obteniendo con el desarrollo tecnológico que estamos experimentando en la actualidad. Se trata de una figura clave en las metodologías ágiles, especialmente en el método Scrum. En este artículo, te contamos qué función tiene este rol y cuáles son las funciones que desempeña, así como lo que necesitas para convertirte en él.
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El Product Owner o propietario del producto es aquella persona que se encarga de establecer cómo debe ser el desarrollo del producto concreto sobre el que se está trabajando. El objetivo es que el valor que se ofrece a los usuarios finales sea el máximo posible. Para ello, desarrollan la visión general de sus características específicas y las convierten en tareas concretas para los equipos de trabajo de una metodología ágil.
Como dijimos, su presencia es muy frecuente en la metodología Scrum. En esta, marca el trabajo pendiente o product backlog para que las personas integrantes del equipo lo vayan desarrollando. Al tener la responsabilidad del resultado final, representa los intereses del cliente y es el intermediario entre este y el equipo Scrum.
Una de las responsabilidades principales del Product Owner es mantener y gestionar el backlog del producto. Las tareas que se incluyen son identificar, priorizar y definir los elementos que formarán parte del producto final. Debe asegurarse de que el backlog esté siempre actualizado y de que refleje las necesidades del cliente y del mercado.
El Product Owner es el responsable último de tomar decisiones sobre el producto. Por ejemplo, decidir qué características se desarrollarán, en qué orden y cómo se implementarán. Para ello, debe ser capaz de comprender las necesidades del cliente.
El propietario de producto trabaja codo con codo con el equipo de desarrollo. Así puede asegurarse de que comprenden los requisitos del producto y las expectativas del cliente. También participa en las reuniones de planificación, revisión y retrospectiva del sprint. El equipo debe avanzar en la misma línea que los objetivos del producto, para que se pueda entregar el máximo valor en cada iteración.
Otra función es actuar como el representante del cliente y los stakeholders dentro del equipo de desarrollo. Su papel es resolver dudas, dar feedback y tomar decisiones en nombre del cliente. Para ello, se necesitan habilidades interpersonales y de comunicación.
El Product Owner es responsable de evaluar el desarrollo del producto y adaptarlo según sea necesario para que vaya acorde con las necesidades cambiantes del mercado y del cliente. Puede tener que recopilar y analizar datos, obtener feedback del usuario y realizar ajustes en el producto para maximizar su valor y utilidad.
Si bien puede parecer que son el mismo puesto, existen diferencias entre el Product Owner y el Product Manager. Estas hacen referencia principalmente a su enfoque de trabajo y a sus responsabilidades.
El Product Owner es una parte integral de un equipo ágil, como el Scrum, y se centra sobre todo en maximizar el valor del producto para el cliente. Para ello, gestiona el backlog y colabora estrechamente con el equipo de desarrollo.
Por el contrario, el Digital Product Manager suele tener una visión más amplia y estratégica del producto. Abarca otros aspectos como la estrategia de mercado, el posicionamiento del producto y la gestión del ciclo de vida del mismo. Además, trabaja con varios equipos y partes interesadas, y se centra en asegurar que el producto cumple con los objetivos comerciales y las necesidades del mercado a largo plazo.
Para poder desempeñar su rol, el Product Owner necesita contar con una serie de habilidades y capacidades fundamentales. En primer lugar, tener una visión estratégica del producto y de su mercado objetivo, de manera que entienda las tendencias en este último, pero también las necesidades del cliente
Las habilidades de comunicación también son esenciales. Necesita transmitir con eficacia las necesidades del cliente al equipo de desarrollo y negociar con stakeholders y clientes. Asimismo, debe ser capaz de evaluar diferentes alternativas y elegir la más idónea para conseguir el máximo valor del producto.
Por último, la adaptabilidad es vital en entornos en constante cambio. Hay que tener la suficiente predisposición para ajustar planes y prioridades siempre que sea necesario.