En la última década, el comercio electrónico ha ido cobrando protagonismo frente a los espacios físicos. Y en particular, vivió un impulso notable durante la pandemia. Desde entonces, su popularidad sigue al alza y está transformando la forma en que se relacionan las empresas con los consumidores. En este entorno, se ha incrementado también el uso del pago diferido, por la flexibilidad que ofrece y la reducción de las barreras a la hora de comprar.
En este artículo, conoceremos qué es exactamente y cuáles son las cifras actuales de uso, así como sus aplicaciones y los retos a los que todavía se enfrentan algunas empresas. Pero si tienes claro que este no es más que el comienzo de una nueva era, puedes afianzar tus conocimientos y adentrarte en otros más avanzados que después podrás aplicar a la realidad del mundo empresarial.
El pago diferido o BNPL, también conocido como "compra ahora, paga después" (Buy Now, Pay Later en inglés), permite a los consumidores comprar productos o servicios, pero pagar por ellos en una fecha posterior. Por lo general, el pago no se realiza de una sola vez, sino en varias cuotas sin intereses. Este modelo de pago aplazado facilita a los compradores la gestión de sus finanzas personales y distribuirse el coste de sus compras a lo largo del tiempo, sin tener que renunciar a ellas.
La popularidad del pago diferido ha aumentado por varias razones. La primera es que ofrece una solución atractiva para los consumidores que prefieren no utilizar tarjetas de crédito o que no disponen de ellas. En segundo lugar, llevamos varios años donde la situación económica general es bastante incierta. Por precaución, muchas personas prefieren mantener algunos ahorros por lo que pueda pasar. Con esta modalidad de pago, pueden conseguirlo, pero a la vez realizar sus compras.
La tercera razón es que las plataformas de e-commerce han abrazado estas opciones de pago, puesto que son eficaces para reducir la duda en el proceso de compra y acelerarlo. Es decir, que se consigue aumentar la conversión de ventas. Además, hay que añadir que las plataformas de pago también son fáciles de usar y transparentes, y las generaciones más jóvenes son las que han conectado con mayor rapidez con este tipo de pago online.
De acuerdo con el estudio FLOA-Kantar, el pago diferido es utilizado ya por el 43% de los europeos; una cifra que supone un aumento de 8 puntos con respecto a 2021, año en el que la cifra era del 35%.
En cuanto a las preferencias por países, Francia, España y Portugal suelen elegir entre 3 y 4 cuotas, y alrededor del 32% usa el pago diferido. Por encima de estos, se sitúan Alemania y Austria, en el que el porcentaje sube al 59,5%, quedando ya por encima de Bélgica y de Portugal, que estaban a la cabeza en 2021. Debido a la inflación, la ciudadanía de estos países considera que el pago a plazos facilita la gestión de los gastos imprevistos e incluso les deja margen para comprarse un capricho.
No obstante, hay que tener en cuenta que, por lo general, este tipo de pago va ligado al uso de las tarjetas de crédito. Pero hay algunos bancos que lo tienen habilitado también para las de débito. Por tanto, el hecho de que se utilice o no el pago diferido puede estar condicionado por la entidad de cada consumidor.
A pesar de las ventajas del pago diferido, su adopción también supone una serie de retos en el entorno de los e-commerce. Uno de los principales es la gestión del riesgo crediticio. Aunque muchas plataformas de BNPL realizan verificaciones de crédito, el riesgo de impago sigue siendo una preocupación para los proveedores de servicios y los comercios asociados.
Desde el punto de vista de los consumidores, estos modelos de negocio con pago diferido pueden convertirse en una trampa para aquellos, ya que incrementan su gasto y, en consecuencia, su deuda. En la actualidad, todavía falta una regulación clara y no existen agencias nacionales donde los consumidores puedan presentar sus quejas al respecto. Al mismo tiempo, y dado que la juventud es la principal usuaria, se necesita también formación financiera para comprender los riesgos asociados.
Por otra parte, la competencia en el mercado de BNPL es muy alta y las empresas deben ajustar sus tasas y condiciones para resultar atractivas. En el largo plazo, puede volverse insostenible, ya que también se deben tener presentes los costes adicionales que implica la integración de las plataformas de pago.
Si quieres seguir aprendiendo sobre la evolución del mercado y las distintas herramientas digitales que hay para aumentar la competitividad, más allá del pago diferido, apúntate a nuestro máster o consulta toda la oferta formativa.