Nos hemos acostumbrado a hablar de mercados saturados, dinámicos y altamente competitivos. Conseguir que las estrategias sean eficaces para obtener rentabilidad es todo un reto. Por eso, han surgido otras como la del océano azul. Esta se caracteriza por buscar espacios del mercado donde todavía no hay competencia directa y donde se puede obtener un crecimiento gradual aplicando la innovación.
En este artículo, conoceremos sus características y ventajas y la diferenciaremos de otra parecida que es la del océano rojo. Pero si quieres liderar proyectos de transformación empresarial e implementar estrategias innovadoras como esta, te puede interesar formarte con nuestro Máster en Customer Experience. Adquirirás las habilidades necesarias para diseñar y ejecutar proyectos que ofrezcan experiencias únicas a los clientes.
La estrategia del océano azul fue desarrollada por W. Chan Kim y Renée Mauborgne en su libro "Blue Ocean Strategy". Su argumento es que las empresas pueden alcanzar un crecimiento notable si deciden abandonar los mercados competitivos que están saturados, a los que llaman océanos rojos, y crean otros nuevos donde no haya competencia. Estos serían los océanos azules.
Esta estrategia de negocios se basa en la innovación, con el objetivo de ofrecer algo nuevo a los consumidores. Ese algo debe tener un valor excepcional para el cliente, que no podrá ser fácilmente imitado por la competencia. De este modo, se facilita el aumento de la demanda y se reduce el riesgo de competidores que consigan abarcar más cuota de mercado.
No obstante, la clave del océano azul es redefinir los límites del mercado y crear categorías nuevas, ya sea de productos o de servicios, en lugar de competir por una porción de un mercado existente. Cuando desaparece la presión de la competencia, resulta más sencillo mantener un crecimiento progresivo.
La diferencia principal entre la estrategia del océano azul y la del océano rojo es cómo abordan la competencia y la creación de valor. En los océanos rojos, las empresas compiten en mercados saturados, donde el crecimiento es limitado y la competencia, feroz. Los márgenes de beneficio se reducen a medida que las empresas luchan por ganar participación en ese mercado concreto. Las guerras de precios son frecuentes y solo se avanza quedando por encima de los competidores.
Sin embargo, en la del océano azul se huye de la competencia destructiva. Para ello, se sale del mercado saturado y se crean otros nuevos. Pero no es tarea fácil, puesto que se necesita desarrollar una propuesta de valor con productos y servicios únicos que sean capaces de redefinir cómo los consumidores los perciben.
Cuando se apuesta por innovar y lanzar algo nuevo al mercado, se puede acceder a un público nuevo y destacar por encima de otras empresas que lleven más tiempo. La innovación puede estar vinculada a múltiples aspectos. Por ejemplo, tecnología, la experiencia del cliente o el modelo de negocio.
Operar en un mercado donde no hay competencia directa evita la presión por establecer un precio determinado que sea competitivo. En un océano azul, se puede marcar un precio premium, que aumentará en consecuencia el margen de beneficios. Hoy en día, con la transformación digital, es particularmente importante; la innovación tecnológica, como los proyectos de IA, facilita la creación de productos con un alto valor añadido.
Al no tener que pelear por conseguir un pedazo de un mercado, se facilita la expansión de una empresa sin tener que hacer frente a los obstáculos tradicionales. Esta visión es también útil cuando se producen crisis, como por ejemplo, la pandemia. La estrategia del océano azul busca adaptarse a las nuevas necesidades del mercado y encontrar oportunidades que no se han aprovechado.
Crear un mercado nuevo o redefinir uno que ya existe implica reevaluar constantemente las propuestas de valor. Un innovation manager tendría que liderar iniciativas de transformación digital que den respuesta a las tendencias que están emergiendo. Por ejemplo, la automatización y la inteligencia artificial.
A pesar de sus convenientes ventajas, la estrategia del océano azul también tiene sus puntos negativos, que no se pueden pasar por alto. Son las siguientes:
Innovar y crear un mercado nuevo implica un nivel alto de riesgo e incertidumbre. Aunque la IA puede predecir el comportamiento de los consumidores, es difícil saber cómo lo harán ante algo que no conocen aún. Para reducir este riesgo, habría que invertir recursos en I+D.
Esta estrategia permite desarrollar buenas ideas. Pero una cuestión diferente es convertirla en realidad. Además, no siempre se trata de un producto o un servicio, sino que la innovación y el valor pueden venir de los procesos internos, la cultura organizacional o las estrategias de marketing. Estos cambios también pueden ser un reto a la hora de gestionarlos.
Que un mercado no esté saturado en la actualidad, no significa que no vaya a estarlo en el futuro. En un océano azul se disfruta de una ventaja competitiva durante un tiempo, pero la competencia también podría hacer uso de la innovación y la tecnología para ofrecer una alternativa mejorada.
La estrategia del océano azul tiene múltiples aspectos positivos cuando se consigue llevar a cabo con éxito. Sin embargo, dado que las necesidades de los consumidores cambian continuamente y los propios mercados se exponen a imprevistos ajenos a nuestro control, todas las empresas deben innovar de manera constante.
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