La metodología Lean Startup está cambiando la forma en que se gestionan los proyectos en entornos de incertidumbre. Como su nombre indica, fue creado para las startups y las empresas emergentes, porque su objetivo principal es maximizar la eficiencia en el desarrollo de productos o servicios innovadores. Su propio enfoque también es innovador, ya que se basa en el cambio y el feedback constante.
Vamos a conocer en detalle en qué consiste y cómo utilizarlo, pero si trabajas en la gestión de proyectos o quieres que este sea tu campo profesional, te puede interesar nuestro Máster en Project Management e Innovación. Una oportunidad para ampliar conocimientos y aprender metodologías innovadoras que se aplican a múltiples industrias.
El Lean Startup es una metodología que se caracteriza por trabajar en los proyectos siguiendo un enfoque ágil. Es decir, que se prioriza la interacción constante con los clientes para ir validando progresivamente todas las ideas que van surgiendo.
Se trata de una diferencia importante con respecto a los modelos tradicionales. Estos últimos se centran en planificar en detalle todo el proceso de gestión del proyecto. Por el contrario, con este método se apuesta por la experimentación continua y los ciclos iterativos. De este modo, se reduce al mínimo el tiempo y los recursos empleados.
Podría decirse así que el objetivo del método Lean Startup es desarrollar un proceso que no solo sea viable, sino que pueda satisfacer las necesidades reales del mercado. Para que sea posible, se deben ir implementando cambios a medida que surgen nuevos imprevistos u oportunidades. Forma parte de su ciclo de construcción, medición y aprendizaje, que es el que permite a las empresas evolucionar y tomar decisiones que estén basadas en datos.
El término fue popularizado por Eric Ries en su libro The Lean Startup, publicado en 2011. Ries se inspiró tanto en la metodología Lean Manufacturing de Toyota como en sus propias experiencias como emprendedor en Silicon Valley.
La filosofía Lean Manufacturing se centra en eliminar los desperdicios y en la mejora continua en los procesos de producción. Este enfoque, que es lo que caracteriza a todas las metodologías ágiles, se adaptó al desarrollo de productos y los modelos de negocio.
Después, a estas ideas se le unió la validación temprana del cliente, y así fue como nació una metodología que en poco tiempo se fue adaptando a las startups y a aquellas organizaciones en todo el mundo que querían apostar por la innovación continua.
El método Lean Startup está formado por tres etapas principales. Cada una de ellas está diseñada para aprender continuamente y que todo el proceso sea eficiente. Son las siguientes:
La primera etapa consiste en crear un MVP. Es decir, una versión básica del producto que solo incluya las características esenciales. Por tanto, no está terminado, sino que es un prototipo funcional que permite a los clientes interactuar con él y dar sus comentarios.
Puesto que esta primera versión podría no ser viable después, se trata de no invertir demasiado tiempo en ella, sino de probar la idea con el mínimo de recursos. Se utilizan aquí herramientas y principios de Lean UX, pero también el Value Stream Mapping (VSM) analizar y optimizar el flujo de valor.
Una vez que se ha lanzado el MVP, hay que recopilar información acerca de cómo los usuarios están interactuando con él. Para ello, se analizan métricas que valoran el nivel de aceptación, detectan problemas y dan una idea de qué es lo que mejor está funcionando en su uso. Las herramientas que se usan en esta etapa son las encuestas, el análisis de datos y las pruebas A/B.
Cuando se han obtenido todos los datos necesarios, se pueden tomar decisiones. Si los resultados fueron positivos, se puede perseverar y continuar desarrollando el producto. Si, por el contrario, los resultados no han cumplido con las expectativas que se tenían, el equipo debe pivotar. Esto es, ajustar la estrategia y redefinir el producto o incluso cambiar el modelo de negocio. Este aprendizaje continuo es lo que permite a los proyectos evolucionar y adaptarse a las demandas del mercado.
Para los project managers, Lean Startup es más que una metodología para emprendedores; es una herramienta de gran utilidad para gestionar proyectos en entornos cambiantes. Puesto que en esta era digital es necesario apostar por la innovación y la adaptabilidad, esta estrategia puede servir para marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un proyecto.
Entre sus ventajas, destacan las siguientes:
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