Estar al frente de un negocio implica tener conocimientos sobre los factores que afectan directamente a su capacidad operativa o su liquidez. Uno de estos es el fondo de maniobra, que es imprescindible para poder realizar operaciones en el día a día, pero también para hacer frente a los imprevistos financieros.
En este artículo, veremos qué es en detalle y cómo se puede optimizar. Pero esta es solo una de las formas de adaptar una empresa a las demandas actuales del mundo empresarial.
El fondo de maniobra, también conocido como capital de trabajo o working capital, es la diferencia que hay entre los activos corrientes y los pasivos corrientes de una empresa. En otras palabras, vendría a representar la cantidad de recursos financieros que una empresa tiene disponibles. Con estos, podría financiar sus operaciones diarias, así como cubrir sus obligaciones a corto plazo.
Los activos corrientes se refieren a elementos como el efectivo, las cuentas pendientes de cobrar o los inventarios. Mientras que los pasivos corrientes son las deudas y las obligaciones que se deben pagar a corto plazo, así como los préstamos a largo plazo.
La importancia del fondo de maniobra la encontramos en que, cuando conocemos su estado, tenemos información acerca del estado de las cuentas de la empresa. Cuando es positivo, la empresa cuenta con la suficiente liquidez como para cumplir con sus compromisos financieros, sin tener que recurrir a financiación externa o a vender sus activos fijos. Por el contrario, si es negativo, no solo hay problemas financieros, sino que la estabilidad del negocio en sí está en riesgo.
El cálculo del fondo de maniobra es muy sencillo. Para ello, se utiliza la siguiente fórmula:
Fondo de maniobra = Activos corrientes – Pasivos corrientes
La dificultad se encuentra en recopilar todos estos datos para conocer sus importes exactos. Pero esto entra dentro de los cálculos de la contabilidad de la empresa. Si suponemos que los activos son de 150.000 euros y los pasivos de 100.000, el fondo de maniobra o capital de trabajo neto sería de 50.000 €.
Con este resultado, la interpretación es que la empresa dispone de ese saldo para la gestión de sus operaciones a corto plazo. Que sea positivo es una tranquilidad, dado que es un colchón que se puede usar para lidiar con los imprevistos. Tal y como sucede con las finanzas personales.
No obstante, tampoco es recomendable que esta cifra sea muy elevada. Serlo indicaría que no se están utilizando los recursos disponibles con eficiencia. Es decir, que el nivel de inventario es bajo.
Como hemos visto, el fondo de maniobra es una cifra que muestra la salud financiera de una empresa. Por tanto, es importante mantenerlo en los niveles adecuados. Para ello, se pueden seguir los siguientes consejos:
Cuando hay un exceso de inventario, se inmovilizan los recursos financieros y se incrementan los costes de almacenamiento. Para optimizar el fondo de maniobra, habría que apostar por sistemas de gestión de inventario que indiquen cuáles son los niveles adecuados en función de la demanda. Así se evitan tanto el exceso como la falta de stock. Técnicas como el Justo A Tiempo (JIT) pueden ser interesantes.
La problemática habitual es que las empresas suelen ofrecer descuentos por las compras grandes. Sin embargo, habría que valorar si los costes de almacenamiento y mantenimiento son lo bastante bajos para compensar.
También es interesante hacer uso de las nuevas tecnologías para gestionar los inventarios. Hay herramientas que estudian todos los movimientos y las transacciones. Con el conocimiento obtenido a partir de diferentes parámetros, ayudan a tomar mejores decisiones.
Los retrasos en los cobros tienen un impacto directo en el fondo de maniobra. Por eso, hay que establecer políticas claras y estrictas de crédito y cobro. Pero, además, se debe hacer un seguimiento continuo de las cuentas pendientes. Para acelerar los pagos, se pueden ofrecer incentivos, y para reducir el riesgo, es conveniente revisar la solvencia de los clientes. Con respecto a los proveedores, se pueden negociar plazos de pago más largos o aprovechar, como en el ejemplo anterior, descuentos por pronto pago.
Existen múltiples áreas en las que se pueden reducir los costes. Si se sigue la metodología PDCA o de ciclo de la mejora continua, se identificarán todas aquellas prácticas que tienen un impacto negativo. En su lugar, se implementarán otras que puedan disminuir los gastos operativos sin afectar a los productos y servicios. Por ejemplo, renegociar contratos, ahorro de energía o reingeniería de procesos internos.
Un negocio debe tener siempre visión a largo plazo. En este caso, consistiría en desarrollar presupuestos; escenarios que incrementen el flujo de efectivo, como aumento en las ventas o mayor rentabilidad; aumento del patrimonio neto, con inyecciones de capital adicional o reinversión de beneficios, o proyecciones financieras.
Estos son algunos ejemplos de la optimización del fondo de maniobra que pueden ayudar a una empresa a mejorar su situación en el mercado. Si quieres seguir aprendiendo herramientas que tengan a la tecnología actual en cuenta, consulta nuestra oferta formativa.