Una organización data driven es aquella que utiliza los datos como base de su sistema de reporting y de toma de decisiones estratégicas. Así, la cultura data driven es aquella que confía en los datos y en el análisis de los mismos a la hora de definir su futuro.
Sin duda, los datos son un ingrediente clave de la cultura data driven. Eso sí, no hablamos de cualquier dato, sino de la información correcta. El conjunto de datos con los que se trabaje debe ser relevante para las preguntas que la empresa desee plantear. También tiene que ser preciso, limpio y objetivo. Pero lo más importante de todo es que sean datos en los que se pueda confiar.
Los datos deben tener un formato que se pueda unir a otros de la empresa cuando sea necesario. Y la compañía debe funcionar mediante una cultura de intercambio de información.
Imagina a un paciente de urgencias, que recibe su tratamiento y luego es dado de alta con el requisito de acudir a una clínica ambulatoria para el seguimiento. El paciente recibirá una peor atención si el hospital y la clínica no comparten datos: cuándo, dónde y por qué fue admitido, qué problemas presentó, qué tratamiento recibió, etc.
A nivel empresarial sucede algo parecido: el todo es mayor que las partes; es decir, cuantos más datos compartan los diferentes departamentos de la misma empresa, mejores decisiones se podrán tomar.
Una empresa data driven debe contar con herramientas adecuadas para consultar y dividir los datos. Y es que todos los informes y análisis requieren filtrar, agrupar y agregar datos para reducir las grandes cantidades de información sin procesar en grupos más pequeños que faciliten la comprensión de lo que sucede. Se necesita poder ver tendencias, o comprender las diferencias entre los segmentos de clientes. Los analistas deben tener herramientas que les permitan calcular esas métricas con relativa facilidad.
Los datos fiables y accesibles son imprescindibles, pero no suficientes. La clave de la cultura data driven es que haya personas con las habilidades necesarias para interpretar esos datos. Las habilidades en cuestión incluyen, pero no se limitan a:
Supongamos que has creado un grupo analítico con acceso a datos precisos. El grupo extrae datos de ventas y genera un informe que afirma con orgullo que las operaciones de la empresa crecieron un 5,2% entre abril y mayo.
Parece que ese informe podría pertenecer a una empresa data driven. Sin embargo, dicha información es insuficiente. Por supuesto, disponer de métricas de ventas es positivo. El CFO y el CEO estarán interesados en esos números, y hasta se alegrarán del incremento. No obstante, ¿qué dice ese valor del 5,2%? La respuesta es que muy poco. Hay muchas razones posibles por las que las ventas de la empresa han podido crecer. La cifra concreta es solo eso: un valor numérico con poco o ningún contexto.
Las alertas son informes sobre lo que está sucediendo en el momento presente. Por lo general, brindan datos muy específicos con métricas bien diseñadas. Pero, al igual que los informes, no explican las razones por las que esos sucesos ocurren ni ofrecen soluciones para atajar problemas. De la misma manera, las alertas carecen de contexto y no ofrecen explicaciones causales.
Informar y alertar son características necesarias de la cultura data driven, pero no suficientes. Sin embargo, no debemos subestimar la importancia de ambas. La presentación de informes es un componente muy valioso de una organización basada en datos. El problema es que hay muchas organizaciones que se centran en la generación de informes de los que hacen poco o ningún análisis objetivo real.
Los informes les dicen lo que sucedió en el pasado, y proporcionan una línea de base a partir de la cual observar cambios y tendencias. Esta información puede ser interesante y mantener contentos a algunos inversores y accionistas, pero es una visión del mundo fundamentalmente retrógrada. Para que una empresa se considere data driven debe ir más allá: mirar hacia el futuro y analizar. Lo que define a este tipo de compañías es su capacidad para profundizar y descubrir por qué los números cambian y, cuando corresponda, hacer predicciones comprobables o realizar experimentos para recopilar más datos que arrojen luz sobre el motivo.
Los informes exponen lo que sucedió. El análisis explica por qué sucedió, y recomienda lo que la organización puede o debe hacer para replicar el resultado.
La presentación de informes es, de hecho, descriptiva. El análisis, por otro lado, es prescriptivo. Solo entendiendo por qué sucedió algo, puede formular un plan o un conjunto de recomendaciones. ¿Sabes quién está cualificado para analizar y ofrecer soluciones? Una persona formada en Business Intelligence y Data management. Echa un vistazo a nuestro máster dedicado y especialízate.