Robotización, big data, internet de las cosas, realidad aumentada, impresión 3D, inteligencia artificial, etc. son algunas de las tecnologías que Alemania popularizó con el concepto de industria 4.0, y que cuando escuchamos por primera vez los beneficios que podían ofrecer a nuestras industrias, pensamos aliviados y emocionados que estábamos a las puertas de una nueva revolución industrial, la cuarta, la cual generaría crecimiento en nuestra economía vía una mejora exponencial de nuestra productividad. Pero lo importante de esta nueva revolución, no es la tecnología en sí misma, sino los cambios drásticos que esta digitalización conllevará en las buenas prácticas organizativas e industriales que se han venido aplicando en las últimas décadas: automatización, deslocalización, economías de escala, planificación “push”, producción masiva, manufactura a bajo coste, etc.
Efectivamente, estas nuevas tecnologías innovadoras nos aportarán crecimiento vía productividad, sí, pero ¿es esto suficiente? ¿nos tenemos que conformar con ello? Rotundamente no, este nuevo paradigma industrial va más allá de la productividad ofreciéndonos más valor vía flexibilidad, agilidad y personalización, conceptos muy alineados con el entorno cada vez más cambiante que nos ha tocado vivir, y que conllevará cambios drásticos en nuestros métodos de trabajo, desarrollo de productos, organización empresarial, modelos de negocio, etc. Y si no las sabemos explotar en su máxima amplitud estaremos perdiendo grandes oportunidades que seguramente estarán siendo aprovechadas ya por nuestros competidores.
Por lo tanto, hay que abrir la mente y entender cómo estas tecnologías, más allá de la eficiencia, nos ayudaran vía los datos que procesan rápidamente y de forma continua a entender mejor los patrones de la demanda, a conocer mejor las necesidades de los clientes e incluso sus expectativas, contribuyendo dichas tecnologías exponenciales a personalizar nuestros productos y servicios, procesos y crear nuevos modelos de negocio de plataforma, etc. ¡Es fantástico! es un nuevo reto del que no nos podemos desentender, ya que podremos desarrollar productos y procesos totalmente customizados a las necesidades de los clientes, los cuales conoceremos de ante mano por la explotación y análisis masiva de cantidades ingentes de datos que captaremos de fuentes internas y externas a la empresa: ERP, CRM, sensores, redes sociales, GPS, mensajería instantánea, smartphones, etc. ¿no es lo que quiere el cliente hoy en día? Productos y procesos personalizados ¿no es lo que quiere la empresa? Satisfacer las necesidades, y mejor aún las expectativas del cliente para fidelizarlo.
Pero todavía podemos ir más allá, estas fascinantes tecnologías nos pueden ayudar a reinventar el modelo de negocio de cualquier tipo de empresa en cualquier sector, ya sea industrial o de servicio, lo cual actuará de catalizador en su crecimiento. En esta innovación del modelo de negocio será fundamental entender cuál será la estrategia, y no la tecnología, quién deberá liderar y soportar el proceso. Para ello deberemos tomar decisiones en tiempo real y analizar cómo la empresa va a transformar su propuesta de valor, impactando en uno o varios de los elementos estratégicos del modelo de negocio. El proceso no será sencillo ya que requerirá de una visión global y colaborativa con toda la cadena de valor, una clara orientación al cliente ofreciéndoles mayores puntos de contacto y omnicanalidad, y visión amplia del flujo de ingresos yendo más allá del tradicional que impera en el sector donde se encuentra actualmente la empresa. Un ejemplo de ello lo encontramos en la Servitización, que permitirá a las empresas integrar productos y servicios en una única propuesta de valor que el cliente consume, que permitan desarrollar nuevos modelos de ingresos, aumentando el % de facturación que empresas manufactureras sacan de la prestación de servicios (por ejemplo, el pago por uso).
Si bien este camino hacia la nueva revolución industrial está repleto de oportunidades, la adaptación de estas tecnologías exponenciales no es ni será una tarea fácil para muchas empresas ya que, si bien su adquisición es un evidente tema de inversión al alcance de cada vez más organizaciones, la disponibilidad de personal con el perfil adecuado de alta calidad, la actual cultura rígida desplegada y una estructura funcional son obstáculos importantes a este nuevo reto que las empresas deben afrontar y superar.
Respecto al perfil con las habilidades adecuadas, los departamentos de capital humano deberán ser capaces de desarrollar en las empresas procesos ágiles para captar y retener personal capaz de gestionar dicha tecnología. Y, por otro lado, las organizaciones deberán liderar proyectos de transformación cultural, evolucionando hacia modelos donde las áreas estén perfectamente coordinadas y colaboren trabajando en red generando un intercambio continuo de información.
Solamente las empresas que vean la tecnología como el medio y no como el fin, y sepan transformar su modelo de negocio con atrevimiento, acompañándolo de un cambio de paradigma interno, podrán aprovechar las oportunidades que nos ofrece esta cuarta revolución industrial siendo más competitivas vía productividad, personalización y transformación continua de su modelo de negocio.
¿Estás preparado?
Ignasi Estruch
Coordinador de Crecimiento en Innovación en ACC10
Máster en Supply Chain Management por la Universidad Politécnica de Catalunya
Ingeniería Técnica Industrial por la Escola Universitària d'Enginyeria